El hilo de la puntada



De arriba abajo, dibujos de Catalina Bauer, Dominique Serrano y Patricia Vogel

Texto para la exposición "Menester" de dibujos de Catalina Bauer, Dominique Serrano y Patricia Vogel, galería Die Ecke, Santiago


La muestra "Menester" presenta tres conjuntos de dibujos preparados para ésta por las artistas Catalina Bauer, Dominique Serrano y Patricia Vogel. Pertenecientes a una generación formada en las asperezas de la transición de los lenguajes programáticos hacia los del gesto y la manualidad, de los contenidos sustentados en la documentación social hacia los de la imaginación y aquéllos eventualmente íntimos, las autoras convergen en Die Ecke para exponer y discutir sus coincidencias y sus divergencias.

Un aspecto común en las tres es la fruición del trazo, la manualidad exacerbada por la reiteración diligente de un gesto mínimo multiplicado exponencialmente, ya sea con el plumón, la punta seca o los palillos. El proceso va desplegando tramas que poco a poco develan los misterios convocados a través del automatismo adormecedor del ejercicio, dándoles a cada una la posibilidad de tentar el conjuro de su adversidad y hacer de ellos una instancia de identidad a la vez que una fuente de energía movilzadora. En el juego de sus dos acepciones, "Menester" prioriza así el "trabajo" que resuelve la "carencia".

Los dibujos de Bauer, Serrano y Vogel constituyen una suerte de suturas de las heridas subyacentes en cada una, de afanes aplicados que apuntan a restituir a la piel su tersura. La urdimbre de sus líneas y sus tramas va cerrando los calados y vacíos cotidianos, las ilusiones románticas, las ineluctables labores de género, la maternidad y la crianza y las carencias que comprometen estos deberes, o la ausencia de ellos y el eco que devuelven.

Como Penélope que espera el retorno de sí misma, largamente perdida en un viaje que no ha podido consumar, cada artista expone aquí un manifiesto de voluntad y esperanza, cuya vigencia, a la manera de un dibujo, puede ser tan frágil como intensa.

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El extenso e imbricado tejido de Dominique Serrano, dentro de las características de su manufactura y de las prerrogativas de la abstracción que ocupa la artista, da y quita a la vez, colma y vacía, posee y anhela, en fin, revirtiendo en dos instancias divergentes aquellas sucesivas del deseo. Sus apretadas tramas pueden abrirse en redes de amplia malla, conformando conceptualmente un dibujo ortodoxo, pero el interés está en el juego de los vacíos insertos en los volúmenes más compactos, en aquello que lo denso esconde en su interior, a la manera de la jarra o el sobre que ocupamos por su ausencia.

Patricia Vogel despliega el rojo de los amores intensos y eventualmente dislocados por pretendientes que nunca fueron tales, desconsiderados o indiferentes ante tanto sentimiento, cobardes quizás, quizás sólo tímidos. Sus mujeres emergen desde el color aplicado con disciplina pero inveteradamente imperfecto, como las frases clave que asoman recortadas e ininteligibles intentando exorcizar la decepción. Mas, ¿a cambio de qué? ¿A cambio de perder el ideal romántico por una asertividad de género cuya imposición no es sino otra derrota más? Heroínas de folletín que quizás no pierden, pero nunca ganan.

El ejercicio del enmadejado y desmadejado retorna con Catalina Bauer pero a escala muy íntima, realzada por una sencilla animación digital. Lo suyo son mandalas de la manualidad cotidiana, evocativos de la cestería, el crochet, el petit point, donde desde la equivocación del punto se proyecta el punto de fuga hacia una identidad plena que aguarda al otro lado de los soportes semitraslúcidos. No obstante lo contradictorio, sólo una perseverancia inquebrantable permite estos errores que liberan, convirtiendo las pequeñas imperfecciones de cada día en poemas sensibles legibles en braille.

Mario Fonseca
Santiago, agosto de 2008