Cambio de foco




Obras de Nicoykatiushka, Jorge González-Lohse y Pamela Bozinovic

En medio del fragor de la tercera muestra bienal de FotoAmérica, evento a través del cual el lugar pendiente para la fotografía ha sido confirmado y resuelto con creces, hay otras muestras que no deben pasar desapercibidas para el espectador perspicaz. Como la de Pamela Bozinovic en la galería La Sala de Vitacura, la de Jorge González-Lohse en la galería Moro de la Plaza Mulato Gil, y la del dúo Nicoykatiushka en la sala SAM de Moneda. Bozinovic, pintora contumaz de visos abstractos, cuyo lenguaje muy marcado parece no obstante inagotable, presenta un apretado mosaico de obras en formato menor, facilitando su acceso a un mercado coleccionista incipiente, pero es sin duda en las piezas de gran formato donde se manifiesta plenamente su ímpetu expresivo, que acá culmina en un imponente tríptico. Lo que también destaca en estas obras es la firma de la artista, cuyo tratamiento a veces la integra al cuadro aunque, por lo general, distrae su contenido.

Jorge González ha visto crecer su pelo en varias acepciones del título de su muestra, además del nervioso stop-motion que da cuenta del hecho mismo. Su desparpajo formal viene ahora contenido por meditaciones conceptuales más acendradas, las que intensifican su energía en favor de la idea, como el apilamiento de telas o la intempestiva manguera contra incendios, que revierte el alivio en amenaza, la latencia en inminencia. No obstante, el cuidadoso montaje, si bien toma el control del perímetro poco sencillo de la sala, tiende a clasificar linealmente las obras, restringiendo su interpelación mutua al aislarlas en una lectura de catálogo. Cerrando el circuito, el dúo Nicoykatiushka llega desde alguno de sus destinos nómades a exponer un trío de piezas donde la metáfora es la muerte por disparos y el sustrato la veleidad de los afectos, siempre condicionados por el interés individual. Dos duelos paralelos –lentos, quizás debido a un problema de ciclaje– parecen equilibrar las cosas, flanqueando un árbol central de pistolas centrípetas dirigidas hacia un enemigo común, pero la moraleja de que al disiparse el humo nadie queda vivo no es sino una ironía más, ya que el instinto de supervivencia de las armas, se sabe, se sustenta en que al menos quede uno que las use contra otro, y sin éxito.

Pamela Bozinovic
Galería La Sala
Alonso de Córdova 2800, Vitacura
Hasta el 15 de diciembre

Jorge González-Lohse
Galería Moro
José Victorino Lastarria 305, Santiago
Hasta el 29 de noviembre

Nicoykatiushka
Galería SAM
Moneda 1481, Santiago
Hasta el 28 de noviembre

El Sábado 531 – Arte 340
14.11.08. (para publicar el 22.11.08.)