Verónica Colodro - La superficie translúcida



Ideograma 6 - 2011


Verónica Colodro transcribe en sus pinturas recientes los códigos intangibles de la pigmentación espacial, del trazo que perpendicular al plano se desglosa en punto y línea a ras de la tela. Lo suyo es el gesto que va del cuerpo al brazo a la mano para sobrevolar la superficie tersa hasta dejarse caer de súbito y dar vida, no muerte, a un territorio prístino y anhelante. Citando un texto de Henri Michaux, Colodro titula a esta serie Ideogramas. El ideograma es esencialmente un acuerdo entre una razón inmanente y su manifestación perceptible; acá, en su serie, la artista alcanza el equilibrio en tensión que le confiere pertinencia al término pero, a su vez, libera los énfasis que le dan intensa expresividad a cada cuadro, en un ejercicio donde la pauta subyace en el inconciente para permitir que la intuición surja de las cisuras de la mente. Mas, ¿de dónde proviene todo esto, cómo ha llegado Verónica Colodro a tajante y asertiva soltura?

Baño - 2000
Lavaplatos - 2001
La pintura de Verónica Colodro ha sido, desde sus inicios, de corte expresivo y gestual. Sus primeras obras, después de su formación en Boston, Estados Unidos, muestran su tendencia a resolver la escena, la figura o, muy pronto y hasta los últimos trabajos, la superficie del soporte, desde el trazo directo sobre la tela o el papel, ya sea con óleo, acrílico, tinta o incluso con pasta y trozos de materia, incorporando el collage. En esa paradoja que sustenta a la vez que conflictúa la pintura, Colodro ha formulado peregrinamente espacios y volúmenes allí donde sólo existe un plano bidimensional. Sus cuerpos iniciales son dramáticos, sostenidos apenas en la punta de los pies y captados en torsiones improbables que exacerban la estabilidad, produciendo una ansiedad irremontable. Cuando en otras telas de fines de los 90 e inicios del 2000 incursiona con más diligencia en el espacio, lo hace persiguiendo la profundidad de campo, abriendo puertas para acceder al fondo de recintos inopinados e instalar la eminencia de los artefactos sanitarios, del lavaplatos y sus contenidos por lo general atiborrados, sobre los cuales irrumpe más tarde para desvelar en primerísimos planos las volubilidades formales que los identifican a la vez que los desintegran. Está a un paso de liberarse de la representación en pos de una expresión directamente pictórica, pero esta síntesis se resiste a su voluntad, los objetos perseveran en su instinto de supervivencia sin reconocer que finalmente no son más que volumen y color expuestos a la vista del pintor. Un ejercicio con el artista visual Eugenio Dittborn, en que éste le sugiere componer escenas con papeles recortados, resulta entonces determinante para su incorporación en la abstracción pura, territorio en el cual trabaja invariablemente desde mediados de la década del 2000.

B&W 1 - 2005

s/t - 2006
Nodo 3 - 2007

Nodo 4 - 2007
En sus primeras pinturas abstractas Verónica Colodro desarrolla composiciones contenidas, con dos o tres formas protagónicas, en las cuales no obstante empieza a emancipar los contornos, transfiriéndoles una latencia que las vivifica. Estos gestos iniciales los traslada luego directamente al fondo con trazos informes que contrastan con los planos protagónicos, abriendo así la discusión a todo el formato. Muy pronto sus telas se convierten en escenarios de batallas pictóricas sobre superficies de dimensiones cada vez mayores en las que el soporte empieza finalmente a perder su palpabilidad para volverse espacial, y donde el rigor del blanco y negro contribuye a intensificar los conflictos. Las emociones de la apertura a este nuevo lenguaje se combinan acá con las vivencias de la artista, oscuras y difíciles entonces. Hasta que trasciende la circunstancia y le abre lugar a la línea y al color. Se suceden entonces sus pinturas de signos y tachaduras, manchas ambarinas y superficies húmedas, sobre fondos preeminentemente claros que se hacen dúctiles a la densidad o la soltura de las inserciones. Son pinturas en que la artista parece seducida, sin ser conciente, por los argumentos de Wols y Michaux, Zao Wou-Ki y otros abstractos europeos, y en cuya evolución va completando una gramática personal de amplios recursos expresivos, la que se manifiesta de manera culminante en la serie Nodos de los años 2007-2008.

Nodo 9 - 2007
Rainbow 12 - 2010
La experimentación permanente de inspiración poética caracteriza el trabajo de Verónica Colodro. Cronológicamente, Nodos antecede a la serie Rainbow (2009-2010), que antecede a su vez a la serie Ideogramas aludida al comienzo de este texto. Sin embargo, es en Rainbow donde el proceso que viene siguiendo la artista desde su incursión en la pintura abstracta sufre un giro radical. Se trata de un cambio que involucra los formatos, para incluir pinturas de 2,40 y hasta 2,75 metros en su lado mayor, y también el modo de pintar, ahora girando alrededor de la tela puesta en el suelo, y asimismo la utilización de colores puros diseminados en grandes superficies, más el uso eventual de pasta gris como presencia matérica en contrapunto con la pintura. Es un corte que alude experiencia al tiempo que sugiere versatilidad ilimitada, que trasunta madurez pero también espontaneidad y frescura, que se suma a una trayectoria pero que es también capaz de empezarla de cero. Porque en Rainbow surge un lenguaje tan inédito en Colodro como original en este campo renovado de las artes plásticas actuales, la pintura abstracta. Y en lo pertinente a la artista, Rainbow transparenta finalmente su sensibilidad, su intimidad diáfana e intensa, esparcida en una docena de pinturas donde la duda coincide con la asertividad y el temblor de la razón se afirma en las certezas del alma. Hasta dar paso a las primeras obras de la serie Ideogramas.

Mario Fonseca
Junio 2011